Las 7 formas más comunes del delito de estafa.

Según nuestro Código Penal, más concretamente el artículo 248, dispone que »cometen estafa los que, con ánimo de lucro, engañan para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno».

Asimismo, dicho precepto abre aún más el abanico delictivo, incluyendo también como reos de estafa:

a) »Los que, con ánimo de lucro y valiéndose de alguna manipulación informática o artificio semejante, consigan una transferencia no consentida de cualquier activo patrimonial en perjuicio de otro».

b) »Los que fabriquen, introduzcan, posean o faciliten programas informáticos específicamente destinados a la comisión de las estafas previstas en este artículo».

c) »Los que utilizando tarjetas de crédito o débito, o cheques de viaje, o los datos obrantes en cualquiera de ellos, realicen operaciones de cualquier clase en perjuicio de su titular o de un tercero».

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Como vemos, son muchas las formas ideadas por los estafadores para defraudar, a continuación os vamos destacamos las 7 modalidades más utilizadas en España:

1. El inspector del gas.

El estafador se presenta en la vivienda de la víctima vestido con un uniforme de trabajo de la compañía de luz, gas o agua y cuenta que va a realizar labores de mantenimiento. Realmente, no hace más que una pequeña modificación sin importancia pero, cuando termina, extiende una factura a la víctima requiriéndole su abono en el momento.

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2. El timo de la estampita.

El delincuente, que simula tener cierta discapacidad intelectual, entabla conversación con su víctima con cualquier excusa y le muestra una bolsa que parece estar llena de billetes, mientras le explica que se los ha encontrado. El estafador no da ninguna importancia al contenido de la bolsa, diciéndole a la víctima que en la misma lleva «estampitas o cromos» y que en casa tiene muchos más.

En ese instante, aparece otro sujeto, que hace de gancho, ofrece a la víctima la posibilidad de comprar la bolsa por una cantidad de dinero. El que presume ser discapacitado se deja convencer, aunque, el gancho dice no tener dinero para participar en la compra de la bolsa, por lo que anima a la víctima a participar en la compra.

Una vez que la víctima lleva a efecto la entrega del dinero a cambio de la bolsa, desaparecen los dos estafadores. Cuando la víctima abre la bolsa comprueba que no contiene billetes sino simples recortes de papel.

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3. El »tocomocho».

El timador, que en este caso también simula tener alguna discapacidad intelectual, pregunta a la víctima por la administración de lotería más cercana, ya que quiere cobrar un billete premiado. En ese momento aparece el gancho que, casualmente, lleva la lista oficial de lotería -o lo consulta en el teléfono móvil-. El estafador propone a la víctima y al gancho venderles el décimo por una cifra muy inferior al premio, argumentando cualquier excusa. La víctima saca una elevada cantidad de su cuenta y se queda con un boleto no premiado, mientras el gancho y el timador desaparecen con la suma de dinero estafada.

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4. Cobrar dos veces la factura de la luz.

Es una reciente modalidad de phishing, consiste en enviar un correo electrónico a la víctima en el que se le alerta de que ha pagado dos veces al factura de la luz y les invita a reclamar el reembolso de la misma mediante un enlace que redirige a una web en la que hay que introducir los datos personales y bancarios. La consecuencia real es la sustracción de dichos datos con el objeto delictivo que ya sabemos.

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5. El timo del nazareno.

Esta tradicional forma de engañar y defraudar suele tener como víctimas empresas proveedoras que suministran productos fáciles de vender en el mercado negro. El timador o »nazareno» se gana la confianza de la víctima realizando algunos pequeños pedidos previos que sí paga en el acto. A veces incluso llegan a alquilar un bajo comercial justo para esas ocasiones y aparentar legalidad. Pero una vez generada la confianza, el estafador realiza un pedido grande que abona mediante pagarés y una vez recibe la mercancía, se fuga con ella y desaparece sin abonarla.

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6. »El cuento del tío».

De manera previa, los estafadores recopilan información de las redes sociales (Facebook e Instagram, generalmente) obteniendo de ellas contactos, imágenes y números de teléfono de un familiar que resida fuera del país de origen. Una vez que la víctima se convence de que está hablando con su familiar, el estafador le pide que recoja unos efectos valiosos o dinero en efectivo. Tras comprobar que en la terminal no hay ningún envío del supuesto familiar, recibe otra llamada en la que se solicita a la víctima un rescate para recuperar los efectos «supuestamente enviados». Una vez cobrado el rescate, el estafador desaparece.

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7. »El simpa».

Desde la reforma del Código Penal, vigente desde el 1 de julio de 2015, se endurecieron las penas cuando los delitos de hurto o robo afecten a conducciones de suministro eléctrico o de telecomunicaciones o a las conducciones o infraestructuras de hidrocarburos, es decir, a las gasolineras.

Desde julio del año 2015, estas »fugas», son consideradas como delitos leves de estafa, siempre y cuando el importe de lo defraudado no supere los 400 €. La pena a la que se enfrenta toda persona que hace »un simpa» por un valor inferior a la cantidad señalada es de multa de 1 a 3 meses, además de abonar la responsabilidad civil del importe de lo estafado.

En caso de sumar más de tres condenas en ejecución por delitos similares, se aplicará el tipo agravado, esto significa que el juez impondrá una pena de multa de 6 a 12 meses y prisión de 1 a 6 años, según el artículo 250.8 del Código Penal.

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Que no te den gato por liebre, y, en caso de que te la den, que paguen por ella a precio de caviar iraní…

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